Hasta no hace mucho tiempo, se pensaba que la necesidad de innovar afectaba al sector privado, en el cual la falta de adaptación a los mercados se trasladaba a la cuenta de resultados, y finalmente a la desaparición de las empresas. Sin embargo, la prolongación de la crisis económica, los costes del acceso a los mercados de deuda pública, las políticas de austeridad y de reducción del déficit, han terminado por poner de manifiesto que muchos servicios públicos no pueden sobrevivir en los términos en los que lo habían hecho hasta ahora.
Innovar es llevar a la práctica nuevas ideas que aporten valor a los grupos de interés y, como señala el modelo EFQM de excelencia, puede hacer referencia a “productos, procesos, marketing, estructuras de la organización y modelos organizativos"
Como demuestra la experiencia de muchas instituciones públicas, para alcanzar la excelencia, resulta imprescindible innovar porque lo que ha permitido alcanzar el éxito en un momento determinado puede no funcionar en el momento actual o en futuro, entre otras razones porque las circunstancias del entorno y las exigencias de los ciudadanos varían con el transcurso del tiempo.